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Rafael Sotelo • 22 de abril de 2025

Como afrontar la soledad

La soledad no deseada se ha convertido en uno de los problemas más importantes de las sociedades actuales y afecta a toda la población, pero principalmente a las personas mayores. Este fenómeno puede tener un impacto significativo en la salud mental y física, desencadenando problemas como la depresión, ansiedad e incluso enfermedades cardíacas.

«La soledad transitoria es una experiencia común, pero la soledad crónica o grave, la que duele, la que hace daño, esa es una amenaza para la salud, para el bienestar de las personas, para su entorno social y familiar»

Un filósofo le contestaría, que la soledad ha estado en las reflexiones filosóficas desde los griegos y a lo largo de toda la Historia. Aristóteles recordando que el hombre es un ser sociable por naturaleza, o Séneca diciendo que la soledad no es estar solo, es estar vacío. Pero su pregunta se refiere a la sociedad actual, y estimo que de la soledad se vuelve a hablar tras la 2ª Guerra Mundial. F. Fromm-Reich dijo en 1959 que la soledad era una experiencia tan aterradora que las personas evitan hablar de ella. Desde 1970, cuando R. Weiss habla de soledad emocional y de soledad social, hemos ido conociendo estudios e investigaciones de gran interés; investigaciones que se han retomado tras la crisis económica del 2008 y tras la pandemia del 2019. Ahora conocemos más desde las investigaciones cuantitativas y las cualitativas. Estudiar la soledad es el primer paso para empezar a combatirla. Desde 2020, más o menos, la soledad está en las agendas sociales y políticas para buscar soluciones eficaces a este malestar complejo, dinámico y multidimensional. ¿Cómo juegan los factores económicos, culturales, académicos, etc., en la soledad no deseada? La soledad no deseada es un sentimiento subjetivo y complejo, con un hasta grave malestar por sentir que no se dispone de las personas, de las relaciones familiares y sociales, que se desean. Son pérdidas que necesitan de nuevas relaciones, conexiones, comunidad y barrios organizados para socializar, para socializarse, y para producir inclusión social. La soledad crece considerablemente cuando se analizan otros factores. La soledad es más del doble en la población que vive en hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30%) que en los hogares que llegan con facilidad a fin de mes (13%). Las personas en situación de desempleo tienen una tasa de soledad más del doble que las personas ocupadas (36% frente a 16%). Sí, la desigualdad y la pobreza producen mucha más soledad. Foto:Rafael Chagas La soledad está a la vez inversamente relacionada con el nivel educativo, a mayor nivel educativo, menor soledad. Un joven universitario siente menor soledad que otro joven que no ha terminado estudios, ha repetido curso o ha tenido un rendimiento bajo, hasta 10 puntos más, (31% frente a 21%). Una persona mayor que asiste a la Universidad de Mayores siente menos soledad que quien no busca o dispone de acceso a la educación y a la cultura. ¿Cómo rompemos el estigma? ¿Cómo se logra que las personas admitan su soledad y pidan ayuda? Cuidando mucho el lenguaje, comunicándonos positivamente, hablando con naturalidad de la soledad y de las causas ajenas, muchas, a muchas personas para poder expresarse desde la distancia. Evitando estigmatizar. Hablando de otras cosas antes de tener un ambiente de confianza para hablar de soledad. Creando el clima de diálogo y de confianza. Hemos de recordar que la mitad de las personas que se sienten solas (49%) no se encuentran cómodas hablando sobre su experiencia de soledad, y menos, aún, pidiendo ayuda; pero cuando alguien les cuenta que pidió ayuda y le fue muy útil, sus actitudes van cambiando.

Siempre digo que hemos de salir a la calle con algo de tiempo para conversar con las personas que nos encontremos, y también hemos de salir con la sonrisa en la cara. Eso esperan las personas cuando cuentan algo a su médico de familia o de atención primaria, a la enfermera comunitaria o al psicólogo; ser escuchados y no “catalogados” . ¿Cómo sensibilizamos a la sociedad sobre la soledad como un problema que debemos atender rápidamente? Con campañas de sensibilización que recuerden que prevenir y atender este malestar, esta soledad que duele a las personas, es tarea de todos y se resuelve, en gran medida, en la comunidad, haciendo vida social en la comunidad. Y desde luego, investigando y conociendo más y mejor las diferentes causas para trasladar, con rigor, esos datos a las personas y orientar a los responsables políticos de las actuaciones más convenientes para solucionar el problema. La soledad, si no se cronifica, tiene más fácil solución y con muchos menos costes. La tecnología luego de la pandemia nos cambió la vida y mucho más a las personas mayores, ¿Cómo afecta esto en la soledad? Positivamente. He de reconocer que era algo escéptica con el estudio que encargamos, pero los datos son los datos. Casi la totalidad de la población española entre 16 y 44 años utiliza internet diariamente, la cifra alcanza los dos tercios entre las personas de entre 65 y 74 años (65%) y entre 45 y 64 años está entre el 83% y el 93% el uso diario de internet. Este dato da mucha información y nos manifiesta que, con formación en la materia, se pierde el miedo a las tecnologías. Nada más empezar el estudio se vio que la mitad de la sociedad española opinaba que la tecnología sirve para generar compañía y, en la medida que aumenta la edad, la opinión es aún más favorable. También detectamos que las personas con menos recursos económicos y culturales valoran más disponer de tecnologías en sus casas. Lo que debemos tener claro es que hemos de velar por que sea democrático el proceso y el desarrollo de las tecnologías, por que sea asequible a la mayoría de las economías y para que mantengamos un control ético de lo bueno y lo malo de la Inteligencia Artificial. La tecnología tiene sentido si mejora la vida de las personas, y las personas con discapacidad manifiestan que las tecnologías les ayudan para romper las barreras de la comunicación y de la movilidad, otra realidad a valorar mucho. ¿Qué experiencia internacional piensa que se puede aplicar en nuestro país? Cualquiera, con su pequeña adaptación cultural. Uruguay es un gran país, altamente desarrollado y con recursos humanos formados y buenos niveles de redistribución de la riqueza, con buenas políticas so23ciales y, además, empieza a ser algo longevo, más que otros países de Iberoamérica, así que puede y debe ser pionero. Hay que depositar en los municipios, la administración próxima y cercana, la responsabilidad de realizar planes estratégicos ante la soledad y para la cohesión de sus habitantes. Desde talleres de lectura a programas culturales diversos, desde programas de acompañamiento a viviendas compartidas intergeneracionales, desde centros comunitarios a universidades de mayores, en definitiva, aumentar las habilidades sociales de las personas, fortalecer las relaciones y la conexión entre las personas que viven cerca, y fomentar la autonomía de todos según cumplen años. ¿Qué puede contarnos acerca del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, del cual es presidenta? Nuestro Observatorio nace a principios del 2022 para: a) generar conocimiento, b) divulgar ese conocimiento y estudio continuado de la soledad, sus causas y sus efectos en las personas, c) tener un espacio de y para intercambiar.

Por Residencial La Foêt 15 de julio de 2024
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